¿Donde está el arreglador de MundoADSL?
Acabo de darme de baja del servicio MundoADSL de Telefónica servido por Terra. La verdad es que no había tenido tiempo de mirarlo. Y como la oferta por 0'80 €/mes estaba a punto de caducar, pasándome a una tarifa más cara, decidí navegar un poco. Me molestaba pensar que me cobraran una cuota mensual más un coste por canción mayor que otros servicios, pero como he dado clase a muchos directivos de Telefónica y me caen bien, al menos se merecían la prueba. La primera sorpresa, agradable, fue la oferta de 6 canciones gratuitas entre una lista de 50. Hice participar a mi familia en el invento. Seleccionamos las 6 como si fuera el regalo de Navidad más añorado. Inocente de mí, protector de los derechos de autor modernos. Pensé que quizás había encontrado un sitio serio para descargar contenidos. Sin embargo, lo obvio ocurrió. Una vez elegidas las canciones, el sistema estalló. Se quedó colgado en una comprobación de seguridad. Y, claro está, cuando tuve que abortar el Explorer y volver a conectarme, lo obvio se produjo. El sistema dió por sentado que la descarga se había producido. Y para volver a descargarme los mismos contenidos en el mismo equipo, decidió pedirme casi 7 euros. Además, me pidió instalarme un extraño software para la descarga. Una especie de controlador. Obviamente, algo técnicamente innecesario, pero que se convertiría en un espía en mi sistema. Espías NO, gracias.
La anécdota me recuerda a un banco al que asesoré en Latinoamérica, en el que los cajeros automáticos primero anotaban que el cliente sacaba dinero y luego, si había billetes, se lo daba y en caso contrario, el cliente sólo podía fastidiarse. Era una condición impuesta por el departamento de control del banco. La contabilidad lo primero. Como el número de casos de cargar en cuenta sin entregar el dinero era muy elevado en la central, decidieron poner detras de la sala de cajeros automáticos a un empleado del banco. Si alguien comenzaba a gritar, insultar y pegar a las máquinas era señal de que había sido afectado por el curioso procedimiento. Entonces el empleado se acercaba al cliente enfadado, le daba buenas palabras y le daba el dinero en la caja del banco. Obviamente fue una de las primeras cosas que cambiamos en el banco. Incluyendo a varios de los directivos que tenían esa curiosa mentalidad.
Como en MundoADSL no he visto un servicio parecido, voy a tener que darle la razón una vez más a quienes me aconsejan usar mulas y burros. Al menos, para bajarme cómodamente lo que MundoADSL me regaló pero no me entregó.
La verdad es que defender modelos modernos de derechos de autor va a requerir que muchas mentes directivas cambien.
Una sonrisa en la era de la SGAE y el canon
En la era de la gestión del conocimiento, el tema de los derechos de autor se ha convertido en una de las batallas más enconadas.
Algunos videos comienzan con unas escenas de precriminalización del espectador. Por si acaso se le ocurre hacer una copia del DVD o esta ya viendo una. No es una idea brillante. No creo que ningún alumno mío se hubiera llevado una buena nota por ello. Quien se aferra a la ley contra el mercado no ha debido de aprender mucho. Y no digo que no tenga algo de razón. Pero me recuerdan a la carga de la caballería ligera. Poética y patética.
Evidentemente, tampoco es buena práctica obligar a pagar por adelantado a un posible cliente, sin derecho ni siquiera a devolución en el caso de que no compre. Es el caso del canon de los CDs y DVDs aplicados por organizaciones como la SGAE a todos los soportes. Tanto si uno hace copias de sus fotos y videos caseros como si piratea.
Hay personas, yo soy una, que empiezan a pensar que si han pagado por adelantado una especie de multa por un uso ilegal CDs y DVDs que no hacían, es que han sido insultados y además se les adeuda un dinero. Como profesor siempre me aislo de mi experiencia personal con una organización y sólo lo menciono porque tengo constancia de que soy uno más entre los muchos que se sienten insultados.
Este tipo de actuaciones suele tener muy poco recorrido, pues nunca es bueno ofender a tu cliente. Al margen de que es una práctica bastante inusual y fuerte, genera interesantes reacciones.
Hoy acabo de acceder a video.google.com y buscando algunos videos he visto uno que me ha hecho sonreir.
Se trata de un
video producido por
http://www.ningunterra.com/ Está rodado a la manera del video introductorio precriminalizante de los DVDs, pero se refiere al canon. Es una forma elegante de decir las cosas. Sin excesos.
Me recuerda que Google, Yahoo, MSN, etc son las nuevas Bibliotecas de Alejandría. Y que Google también quiere difundir video y no sólo textos y fotos.
Curiosa convergencia de empresas y de opiniones públicas.
Sony XCP Rootkit
Interesante convergencia la del mundo de las discográficas con los hackers.
Al parecer, Sony ha llegado a la conclusión de que la mejor manera de combatir el fuego es con el mismo fuego, logrando con técnicas propias de hackers que al arrancar sus discos, ahora protegidos por un nuevo sistema, se instale un software anticopia. Eso sí, pidiendo la clásica autorización. Mucha gente no es consciente de que, al instalarlo, el programa se quedará residente en el sistema. La reacción de indignación ante el hecho de tener instalado un componente permanente, se vaya o no a oir música de Sony, no se ha hecho esperar.
La entrevista sonora al responsable de la compañía que se puede oir en NPR:
Sony Music CDs Under Fire from Privacy Advocates es muy ilustrativa.
Sony ha publicado el pasado día 8 de noviembre de 2005 un
programa para remover su sistema, para "eliminar todas las preocupaciones".
Empieza a resultar interesante la batalla entre las comunidades online y las grandes compañías.
El cerebro como máquina
Leo un interesante artículos en Scientific American:
Brain Region Linked to Metaphor Comprehension Se refiere a la capacidad del ser humano para comprender las expresiones metafóricas. Las personas que tienen un daño en esa parte del cerebro sólo pueden interpretar las frases de forma literal.
La sutil interferencia entre el ser racional simple y el complejo se basa entre otras cosas en esa capacidad de hallar paralelismos sutiles entre situaciones. El ser inteligente halla relaciones entre cosas dispares y se aprovecha de ellas. El menos inteligente se queda en lo concreto.
En Inteligencia Artificial siempre ha habido un reto para lograr ese tipo de pensamientos. El test de Touring, prueba para saber si un sistema es inteligente, se basa en que una persona no podría distinguir entre una máquina inteligente y otra persona si se intercambiara con ellos correos electrónicos. El pequeño pero importante detalle del pensamiento metafórico suele ser una de las claves para detectar cuando hablamos con una máquina.
Lástima que algunas personas no quieran explotar esa pequeña diferencia y se limiten al pensamiento literal.
Mi blog personal en el IE
En el
Instituto de Empresa hemos puesto en marcha nuestros blogs para que las comunidades del IE y los profesores podamos tener un medio para expresar nuestras ideas.
Mi blog personal está accesible desde mi
página de profesor o directamente en
blogs.ie.edu/alvareznovalesEste blog lo voy a especializar en temas de mi interés personal, por lo que su "línea editorial" va a seguir siendo independiente de mi posición en el
Instituto de Empresa. Sé que es difícil diferenciar entre ambas cosas cuando, como ocurre en mi caso, eres conocido por miles de personas esencialmente por tu labor en esa institución, pero espero lograrlo.
Los cines pierden audiencia
Veo en
El Mundo que la industria audiovisual reclama medidas urgentes para su caída de ventas. Nada menos que un 10% menos de espectadores en las taquillas de los cines. ¡Qué salvajada!. Es el único sector del mundo que pierde ventas. Nunca ningún sector había perdido ventas. Todo en la economía sube y nada baja. ¡Inadmisible!. ¡El gobierno debe ayudar a esos pobres damnificados!. Y, lógicamente, los culpables son los piratas. Piratas que incluyen nada menos que el intercambio de las copias privadas entre particulares. O sea, que cuando hace unos años le prestaba la película de Hook a unos amigos para que la vieran sus hijos ya era un pirata. Y, cuando le dejo el periódico a un amigo, ¿también lo soy?. ¿O resulta que eso aumenta la importancia del medio de cara a sus anunciantes?. ¿Se lamentan de ello los periódicos?. ¿Y cuando le dejo ver la televisión a unos amigos que vienen a casa soy también un pirata?. ¿Tengo que limitar el derecho de reunión en mi casa o por el contrario los de la emisora se alegran un montón?. ¿Cuantos ministros se han intercambiado películas VHS con sus amigos?.
Veamos un par de datos más:
1- Aunque la población de España aumenta, su juventud deserta de las pantallas. Se pasan el día frente al ordenador. Con el messenger, con juegos de ordenador, navegando por Internet. ¿Sube la audiencia juvenil de las televisiones abiertas?. Evidentemente, baja. El dato lo puedes enciontrar en
20 Minutos. Y preocupa mucho a la gente de las principales canales. ¿La causa es la piratería?. Sería una ceguera pensar así. Eso sí, en su conjunto, la audiencia todavía aguanta. Un español medio vió 3 horas y 39 minutos diarios según este
estudio de Media Planning mencionado por Terra. La audiencia total ha crecido junto con la población (emigración) y por eventos extraordinarios (11M, boda del Príncipe Felipe,...). Imaginémosnos lo que hubiera sido sin piratas ni corsarios.
2- Dice el artículo mencionado que "En 2004 circularon por España 90 millones de copias de discos y películas 'pirateadas'. De ellas, 17 millones de copias salieron de las descargas ilegales de Internet, 15 millones de las mantas y las mochilas callejeras y el resto de copias privadas entre particulares". Les falta a los responsables de salas de exhibición explicarnos cuantos de las copias son de títulos en emisión en salas cinematográficas. Si el chico del top manta me intenta vender una copia de una película que ya no está en los cines, podrán bajar otras cosas, pero no el cine. Lo mismo ocurre con el intercambio de copias privadas u originales.
¿Cuál es el volumen de mercado audiovisual?. Empecemos por la televisión. Supongamos que esas 3 horas y media por persona y día nos dan 3,5 horas/persona y día* 365 días * 44.000.000 millones de personas nos dan más de 50.000 millones de horas. Claro que también podría ocurrir que cada película de mochilero la vieran 4 personas de un hogar y se la prestaran a lo largo del año a otros 4 familias. O sea, que 15 millones de películas generaran 15 millones * (4 + 4 *4) personas * 2 horas de película: 600 millones de horas de visión. Si unimos las descargas de Internet, ¿ilegales? le podemos poner otras 680 millones de horas. O sea, que ver esas películas en vez de la tele afectaría a menos del 3% de las horas de TV. Salvo que todo el mundo prefiera especialmente dejar de ir al cine por ver una película en DVD que no siempre está en emisión en la sala. Y si el intercambio de copias privadas u originales del video VHS de turno se ha hecho siempre, hacerlo ahora en DVD no debería ser un efecto totalmente nuevo.
¿Han pensado los de los cines que ya una vez se pensó que los cines y luego los cineclubs les barrerían?. ¿Se acuerdan de que sólo sobrevivieron logrando retrasar la salida en otros canales de los estrenos y creando una experiencia lúdica mayor que sólo ver una película?. Lo primero es una política de distribución miope. Lo segundo es la clave del negocio. Si los cines siguen viendo su caída de ventas por la piratería, nunca resolverán sus verdaderos problemas.
Estoy absolutamente en contra de que se divulguen copias de una película antes de que se lance al mercado. Pero también estoy en contra de la política de zonas aplicada al lanzamiento. Si mi país es considerado circuito B yo debo esperar paciéntemente a que le toque a mi zona me siento insultado. No soy ciudadano de segunda. Punto. Supongamos que Vd. está en la cola de un cine con dos taquillas y ve que se abre la otra taquilla mientras que en la suya no hay nadie. ¿Se cambiaría de taquilla?. Para mí, cosas como las zonas del DVD son presuntamente delictivas. Nadie puede impedir el libre comercio mundial. Si yo me compro una película en USA debo poder verla en España. Sin más.
Por favor, no me protejan tanto
Estoy llegando a un punto de indignación con los derechos de autor que no creí nunca que fuera a llegar. Tengo una edad, 51 años, que permite que no se me clasifique como un jovencito rebelde. Tanto por mi labor como directivo de una escuela de negocios, el Instituto de Empresa, como por mi labor como profesor de Dirección Estratégica (Dirección General) en la misma, como por mi actividad como consultor, tengo claro que la empresa y los beneficios son entes legítimos para crear valor para la sociedad. Mi formación en dirección de empresas es suficientemente sólida como para ver maneras de ganar dinero con los negocios de la música, los libros, el cine, etc sin necesidad de meter a nadie en la carcel. Es más, he sido empresario del software, he publicado libros, he desarrollado simuladores y materiales multimedia, etc. He sido y soy autor y empresario de autores. Nada me hace sospechoso de odiar a ambos grupos. Además, he sido muchísmo más respetuoso que la media planetaria a la hora de comprar música o videos y no adquirirlos por otras vías que no considero ilegítimas.
Pero cuando me hacen pagar el maldito canon por un CD o un DVD en el que voy a grabar mis fotos o a hacer el backup de los programas que yo he desarrollado, siento que me están llamando ladrón. Para mí el canon supone un cobro por adelantado de un supuesto delito que voy a cometer. Y cuando uno no tiene esa costumbre, se siente enormemente insultado tanto por quien lo impulsa como por quien lo ha aprobado. Señorías, miembros del parlamento, a muchos de los cuales he dado clase: se me olvidó enseñarles algo. La precriminalización crea criminales. Si me cobran un canon por aparcamiento indebido cuando salga de mi casa, terminaré por considerar que puedo aparcar donde me plazca.
Me acuerdo con alegría de mis años de estudiante, antes de la universidad. Mi salud no me permitió acudir al colegio. Así que me quedaba en casa aprendiendo gracias a mi gran maestro, Don Miguel Moreno Amor. Mis padres me compraban discos. Yo las grababa en un armatoste de cintas junto música de la radio. Hacía mezclas y me imaginaba disk jockey. Se las ponía a mis padres. Las oía al estudiar. Hacía pequeñas reuniones con amigos con esa música. Cuando apareció el cassette incluso les dejaba copias. Me compraba los discos de aquellas canciones que me gustaban. El resto lo terminaba por borrar. Nunca me sentí un criminal. Cuando colaboré con un grupo "pop" aficionado en mi juventud, tampoco me sentí culpable porque en los ensayos la canción que mejor salía era una de Santana y no le pagábamos derechos.
Hoy me veo peleando con mi hijo, que pretende usar la radio de hoy, WinMx o similares, para hacer lo mismo que yo hacía de niño. ¿Debe mi hijo sentirse un delincuente por hacerlo?. En absoluto. Los que deben sentirse muy incómodos son los que se han olvidado de su juventud. Y los que no saben hacer negocios. Espero no tener exalumnos entre ellos. Sentiría que hubieran olvidado todo lo que les enseñé sobre como se hacen negocios.
Las empresas discográficas primero intentaron impedir, hace un siglo, la música en la radio. Luego, y soy testigo de ello, trataron de amañar, pagando, los programas de música de actualidad para que sus discos salieran en las primeras posiciones. ¿En qué quedamos?. ¿La difusión de la música en la radio u otro medio es un delito o es un medio de promoción por el que se paga?. ¿Dar una muestra de champú o de queso en un detergente en un supermercado es de idiotas?. ¿Los que distribuyen su software con revistas son imbéciles?.
El derecho de cita está también amenazado. ¡Socorro!. La ciencia se basa en citar a los demás para poder demostrar que la aportación es un avance sólido que se apoya en o cambia lo que otros hicieron. Claro, se me olvidaba. El científico profundo, que trabaja en equipo, con medios muchas veces millonarios, lo único que quiere es publicar para el bien de la humanidad y su propio prestigio. Cuanto antes. Sin derechos de autor. Pero el cantante de letra minúscula y voz potenciada por ordenador quiere defenderse. Lo mismo que el autor de un artículo de 30 líneas sin apenas valor añadido. Patético intento de poner puertas al campo.
El correo dinámico como gmail está también en entredicho. Antes yo era dueño de mi correo. Podía enseñar una carta que había recibido o que iba a mandar a quien me placiera. Ahora no puedo enseñársela a una máquina que me puede dar sugerencias sobre lo escrito. ¡Aleluya!. He perdido el control sobre MI propia información. Nadie me obliga a usar ese tipo de correo. Por favor, no me defiendan tanto.
Pero lo que me está colmando de indignación, lo que veo que está colmando de indignación a gente de un supuesto elevado nivel intelectual y profesional como yo, es la criminalización por todos los medios.
Cuando veo en la calle un anuncio pagado en parte por las autoridades criminalizando la copia por encima de muchos delitos. Cuando veo que las penas previstas por copiar son mayores que las de muchos delitos de mayor calado. Cuando arranco mi DVD comprado en una tienda y me arranca con un spot que me advierte de que si no robo bancos, ni asalto ancianitas en el metro, no tengo porqué ser un pirata, entonces me dan unas ganas irreprimibles de serlo. Me dan ganas de ir a la productora a pedirle que me paguen el dinero del tiempo que he empleado en ver su mensaje descerebrado y a que me pidan disculpas. De ir a la SGAE a pedir que me devuelvan el dinero del canon. De llamar a todos mis exalumnos parlamentarios y explicarles como se están poniendo al mundo en contra. Que por mucha presión que haga la SGAE, por muchos cantantes que puedan hacerles el boicot en plenas elecciones, no pueden perder el norte. Los votantes somos más.
Señores, el tema es sencillo. Se puede ganar dinero con los derechos de autor. El copyright y el copyleft pueden convivir. Creative commons y otras fórmulas pueden potenciarse.
Pero,
lección primera de los negocios, nunca, nunca, ataques a un cliente que te está pagando.
Lección segunda, lo único permanente en los negocios es el cambio. La forma de ganar dinero con los contenidos hoy es diferente. Deseo que los cantantes ganen dinero y también las productoras. Que las SGAEs promuevan las mejoras. Y aún más lo deseo en los casos de las películas que han costado años y millones desarrollar, como la saga de Star Wars. Y en el caso del software desarrollado por equipos complejos durante mucho tiempo. Por cierto, que es asombroso que algunos cantantes sin calidad puedan cobrar casi tanto por copia de un disco grabado en un estudio como proyectos como Windows o Star Wars. ¿No será que un problema del negocio de la música está en el precio?. También me encanta que lo ganen o lo donen las comunidades de open source. Pero quien no innova termina por defenderse con la ley y, todos lo sabemos, la ley que va contra la gente, tarde o temprano, termina por cambiar. Mis exalumnos parlamentarios no son en absoluto imbéciles. Hoy la ley habilita incluso que una policía paralela, de las entidades de derechos de autor, inspeccione locales. Si estas entidades no quieren ser percibidos como los piquetes de los muelles de Nueva York y sí como legítimos articuladores de los derechos de autor de aquellos que deseen cobrarlos, sólo tienen que adecuar su modelo de negocio.
Mientras tanto, como autor, sólo les pido que no me protejan tanto. Y como expresión de libertad política, les pongo un enlace al
himno europeo, en una página de la Unión Europea. No me he atrevido a colgarlo directamente porque tiene copyright. Espero que al menos no me multen por silbarlo.
Financioso
He acuñado un nuevo término, financioso, que sirve para señalar la diferencia entre quienes usan términos financieros como única medida y objetivo en la empresa, sin saber en profundidad de que hablan ni cuales son las implicaciones de estos y los financieros, que son personas con conocimiento técnico de las finanzas capaces de usarlas en el contexto estratégico de las mismas.
Los financiosos han sido y serán con mucha frecuencia los causantes de las crisis de las empresas. Suelen ascender al poder de la mano de la aparente seriedad de sus planteamientos. Usan términos como EBITDA o EVA que apenas comprenden para demostrar el rigor de su gestión. Se amparan en la rentabilidad para el accionista para destruir en último término el valor de la acción. Sus discursos suelen estar impregnados de una llamada a la eficiencia que raramente tiene coherencia.
En la gestión diaria es frecuente que se preocupe por la reducción de costes sin mayor criterio. Es típico el anunciar un recorte del x% de la plantilla. Para un financioso las ventas están aseguradas y los costes son un lastre. Nada es coste, todo es gasto superfluo. Quien no le pueda demostrar la rentabilidad de la I+D en términos de causa - efecto garantizados puede augurar el final de la creación de nuevos productos y servicios. La publicidad le parecerá un elemento superfluo que no garantiza unas ventas dadas por euro de inversión. Quien no le pueda demostrar que se necesita toda la fuerza de ventas podrá ver despedido al 80% de la misma en aras de que el 80% de las ventas suele provenir del 20% de los clientes, por lo que sobra el 80% de los vendedores aunque con ello se lleve cada uno su 20% de grandes clientes. La informática e Internet serán por un lado herramientas para reducir costes y por otro gastos superfuos una vez demostrado para el financioso que Internet fue sólo una moda. Estos y otros descerebramientos serán posibles sin que se alcen voces cuerdas dentro de la empresa. La aparente lógica financiosa es apabullante.
Mi experiencia como consultor es que muchos altos directivos financiosos no tienen ni idea de finanzas ni de nada. En ocasiones he podido pasarles examen de finanzas a los miembros de la alta dirección de una empresa y el resultado con los financiosos del equipo ha sido apabullante: suspenso en conceptos, sobresaliente en siglas. Obviamente, los financieros han pasado airosos el examen.
Moraleja: prescinda de los financiosos y dirija la empresa usando todos los criterios y no sólo los financieros, teniendo a su lado a verdaderos profesionales de las finanzas.
San Carol
Juan Pablo II ha sido una brillante luz que reflejaba con éxito la luz de Dios entre nosotros. Más allá del hombre inolvidable queda su mensaje de amor a Dios y a los hombres.
Sus creencias y sus obras parecen señalar a un santo.
De confirmarse su santidad, ¿tendremos que acostumbrarnos a llamarle San Juan Pablo II?. ¿Podremos acaso abreviarle cariñosamente el tratamiento a San Carol?
Sea como sea, gracias Juan Pablo II, por enseñarnos con tu ejemplo de vida y de firmeza que más allá de la materia y el instante se encuentra Dios.
Juan Pablo II, disfruta en Paz de la vida eterna con Jesucristo.
Linux, WiFi y otros servicios prestados por entes públicos
El debate sobre el apoyo de los organismos públicos al Linux/Open Source/WiFI colectivo no cesa.
Existen personas que apoyan y otras que se oponen a las decisiones que sobre el Linux y otros paquetes de Open Source están tomando gobiernos internacionales o regionales.
Existen dos tipos de actividad en discusión.
La primera es el uso interno de software libre o de adaptaciones propias de ese software. Ahí poca es la discusión, salvo la ideológica. Si Linux o el paquete Open Source que se usa es el mejor sistema por sus prestaciones y precios, no hay nada que objetar. Si se trata del peor para esa administración pero se busca dar ejemplo para promover el uso de un paquete "regional" - promovido políticamente, la crítica ha de circuscribirse a lo político, tema en el que decidirán los ciudadanos en las urnas. Lo que sí debe recordarse es que los organismos públicos deben dar el mejor servicio, aceptando las reglas de mercado marcadas por la constitución en los países democráticos a la hora de adquirir o desarrollar sus soluciones. El desarrollo de paquetes "anticapitalistas" es una incongruencia en el marco político actual. Obviamente, no estoy diciendo que las autoridades pretendan desarrollar paquetes "anticapitalistas", pero sí que algunos de los románticos que apoyan estas opciones lo hacen porque dañan a las empresas y en especial a las multinacionales.
En todo caso, la política de apoyo a las empresas regionales está muy arraigada. Es frecuente contratar a la empresa local aunque sus precios sean más altos y su calidad menor. Un ejemplo clásico es el de la construcción de edificios oficiales. Por tanto, la crítica a la preferencia por la compra de software regional debiera insertarse en esos términos. La normativa europea se opone fuertemente a ese tipo de comportamientos desiguales que distorsionan los mercados. Un proveedor de software alemán debería tener igualdad de oportunidades que uno local. Si existe una empresa o comunidad informática que desarrolla software regional basado en Linux y se lo vende a su gobierno regional, debe ser considerado como un proveedor más.
Otra cosa es que la acción política rebase los límites de la compra para propio uso y se inscriba en los términos de crear un competidor o de ir más allá y distorsionar la libre competencia. En las comunidades que no aceptan de buen grado el principio de libre empresa es muy frecuente la constitución de empresas públicas para proveer servicios que pueden y deben ser dados por la iniciativa privada o que incluso se encuentran dentro de un marco de concesión pública.
Según se recoge en Cinco Días
"La apuesta del Gobierno por el software libre va a materializarse en la creación de un centro nacional de desarrollo y fomento de esta tecnología. Estará ubicado en Almendralejo (Badajoz) y su objetivo es coordinar los avances de las Administraciones autonómicas en Linux" En definitiva, de una clara apuesta del gobierno de Rodríguez Zapatero por el software libre.
Se trata de coordinar los sabores Linux/OpenSource creados en
Extremadura (Linex),
Andalucía (Guadalinex),
Castilla La Mancha (Molinux),
Valencia (Llurex) y en
Cantabria (LinuxGlobal) e incluso parece que de promover su expansión a otras comunidades y usuarios. Dependiendo de la aproximación, los proyectos mencionados son más o menos agresivos con la libre empresa. Así, no habría nada que objetar a que, por ejemplo, un grupo de programadores hubiera querido formar su empresa de software libre, creando su propia distribución y que hubiera obtenido los consabidos apoyos que se dan a muchas empresas para promover la creación de empleo, el impulso a la tecnología, etc. Tampoco lo habría a que fuera un proyecto de investigación con dinero público que pudiera dar lugar posteriormente a iniciativas autónomas de distribución de software libre. Pero, si se trata de un proyecto público con dinero público para crear una competencia a las empresas que venden software propietario o libre (otras distribuciones de Linux) y que pretende, además, forzar la uniformidad de usos alrededor de un paquete, se trataría de otra cosa. Un paralelismo puede entenderse. Que se den algunas ayudas para la creación de empresas de hostelería en una comunidad turística, como por ejemplo, una actuación urbanística que embellezca la ciudad, es lógico. Que se desarrollen normas de calidad, igualmente. Pero, que una región decida crear su cadena de hoteles es malo, pues hará quebrar a las cadenas que no puedan permitirse las pérdidas que una pública si podrá. Que además se pretenda que esa cadena sea la dominante, mediante un descarado apoyo institucional, sería un paso atrás en la historia.
Lo mismo ocurre con los proyectos de WiFi de ciertas ciudades. Un proyecto municipal para que en los edificios públicos se pueda acceder con WiFi a los servicios públicos es enormemente positivo, de la misma manera que lo es que en los hoteles se ponga el servicio a disposición de los clientes o en las universidades de sus alumnos. No lo sería tanto si se pensara en el despliegue municipal de WiFi para uso generalizado de los ciudadanos y gratuito en cualquier punto compitiendo con redes privadas (domicilios, hoteles, universidades, cafeterías, etc) o con servicios de concesión pública (GSM-GPRS, UMTS) o con otras iniciativas privadas (grid Wifi, futuros WiMax, etc). Iniciativas como
Afitel en Zamora, con apoyo municipal, pero con inversores empresariales y compitiendo en precios, son aceptables pues promueven nuevas alternativas para los consumidores pero no ahogan la libre competencia.